
Sin importar cuanto lo intentara, Katya no podía portarse bien.
Quería dejar de meterse en problemas, pero su temperamento
parecía ganarle siempre en sus intenciones.
No ayudaba que papá la castigara severamente por sus problemas de conducta.
Pero había una cosa en la que era buena: esquiar.
¡Podía volar en esos esquís!
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